Los bancos centrales se prepararon para ampliar sus medidas.

A mediados del mes de mayo se publicaron las actas de las reuniones de la Reserva Federal (Fed) y del Banco Central Europeo (BCE), celebradas a finales del mes abril. Ambas instituciones sacaron pecho por las bondades de las medidas implementadas hasta la fecha, aunque aseguraron que, en caso de que fuese necesario, están preparadas para utilizar todavía más herramientas. Asimismo, tanto el BCE como la Fed coincidieron también en describir un escenario económico muy negativo y con un nivel de incertidumbre inusualmente elevado. En concreto, el BCE aseguró que la economía de la eurozona se dirigía hacia una caída de la actividad sin precedentes en la historia moderna. Por su parte, la mayoría de los miembros de la Fed expusieron los riesgos sobre la economía a medio plazo y destacaron la alta probabilidad existente de nuevas oleadas del virus en el futuro, que podrían provocar disrupciones económicas similares a la actual. En cuanto a política monetaria, los miembros de la Fed pospusieron, para próximas reuniones, la discusión sobre la senda de tipos de interés esperada y el ritmo de compras de deuda soberana.

Mejora gradual de los indicadores estadounidenses, aunque todavía apuntan a una economía débil.

El índice de confianza elaborado por el Conference Board aumentó ligeramente el mes de mayo (+0,9 puntos, hasta los 86,6), ante una mejora de las perspectivas económicas. También mejoró el índice manufacturero elaborado por la Fed de Richmond. Con todo, en ambos casos, los niveles alcanzados por los índices todavía se emplazan en un rango indicativo de considerable debilidad en la actividad económica. La tasa de desempleo estadounidense se situó en el 14,7% en abril, el máximo nivel desde la Gran Depresión, aumentando en más de 10 puntos porcentuales (p.p.) desde marzo. Por su parte, la inflación experimentó un fuerte desplome en abril, situándose en el 0,3%, 1,2 p.p. por debajo del registro de marzo, mientras que la inflación subyacente se emplazó en el 1,4%, 7 décimas menos que el mes anterior.

La Comisión Europea publicó su propuesta para un Plan de Recuperación de la Unión Europea.

El Plan incluye un instrumento de unos 750.000 millones de euros (5,4% del PIB de la UE) y representa un cambio de rumbo muy positivo en la respuesta fiscal conjunta a la crisis por parte de las autoridades europeas. La mayor parte del instrumento (aprox. 500.000 millones de euros) se desembolsaría en forma de transferencias, mientras que el resto sería en forma de préstamos. El Plan se financiaría mediante emisiones de deuda de la UE a largo plazo. Asimismo, la deuda emitida estaría respaldada por un aumento del techo de recursos propios del presupuesto europeo (del 1,2% al 2,0% del PIB de la UE) en particular, a través de la posible creación de nuevos impuestos a escala europea. Esta propuesta, sin embargo, deberá ser primero aprobada en el Consejo Europeo (en junio o julio) y después ratificada en el Parlamento Europeo y por los Estados miembros individualmente. La Comisión también publicó sus previsiones de primavera y situó la caída del PIB de la eurozona en el –7,7% en 2020 (frente al +1,2% en sus previsiones de otoño), esperando un rebote del +6,3% en 2021. En un escenario de riesgo, la institución apuntó que el PIB de la eurozona podría llegar a caer más del 15% en 2020. Por último, destacar que sigue la moderación de la inflación en la eurozona que se emplazó en el +0,1% en mayo; esto es, –0,2 p.p. respecto al mes de abril y –0,6 p.p. respecto a marzo.

El Gobierno español aprobó la creación de una prestación de ingreso mínimo vital (IMV).

Esta nueva prestación de la Seguridad Social tiene el objetivo de redistribuir renta para eliminar la pobreza extrema y va ligada a incentivos de participación laboral y de inclusión social. La prestación del IMV completará las rentas existentes del hogar hasta un umbral de renta garantizado, que depende de la composición del hogar y que oscila entre un mínimo de 5.533 euros anuales para un hogar monoparental y un máximo de 12.184 euros. El Gobierno también pactó la extensión de los ERTE por fuerza mayor hasta el 30 de junio y abrió la puerta a posibles prórrogas si las restricciones a la actividad persisten, lo que implica que siguen manteniendo la exoneración de cuotas a la Seguridad Social (total o del 75% para empresas de más de 50 trabajadores). Con respecto a la inflación, esta cayó en abril hasta el –0,7% (0,0% en marzo), mientras que la subyacente se mantuvo en el 1,1%. La fuerte moderación de la inflación general fue consecuencia de la bajada de los precios energéticos, tanto de la electricidad como de los carburantes.