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Marzo 2019

La incertidumbre marcó un 2018 que fue de más a menos

Tras varios años de fuerte recuperación económica, el 2018 estuvo marcado por la aparición de un conjunto de factores de riesgo bajistas. Así, por la vertiente macrofinanciera la normalización de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) tuvo reverberaciones en las economías emergentes más frágiles.
Por la vertiente geopolítica, las crecientes tensiones comerciales entre EE. UU. y China pesaron sobre el comercio global y, en la eurozona, el brexit y el incierto compromiso del gobierno italiano con la sostenibilidad de sus finanzas públicas dieron mucho de qué hablar. Estas incertidumbres se vieron reflejadas claramente en los mercados bursátiles, que terminaron el año en negativo.

Las líneas maestras de 2019

En 2019, CaixaBank Research prevé una cierta moderación del ritmo de crecimiento para la
economía global. Se espera que el crecimiento de EE. UU. se modere a medida que el efecto
de las medidas fiscales se agote, que las economías emergentes sigan ajustándose a un
nuevo contexto internacional de condiciones financieras menos acomodaticias y que la
eurozona, aunque acusará un entorno exterior menos favorable, mantenga un tono
razonable gracias al buen comportamiento de la demanda interna. Sin embargo, al ser este
escenario relativamente favorable, los riesgos son a la baja. Estos son los principales
interrogantes:

1 - ESTADOS UNIDOS

Hay mucha incertidumbre en torno al potencial de crecimiento de la economía norteamericana tras el fin del impulso fiscal y el endurecimiento de las condiciones financieras que está propiciando la política monetaria de la Reserva Federal. Además, el giro proteccionista de la Administración Trump tiene un alcance que es difícil de calibrar y, aunque se espera que finalmente se encuentre un punto de equilibrio para la tríada comercial de EE. UU., China y la UE, la propia incertidumbre —si se alarga— podría cobrarse un peaje en términos de actividad mayor que el previsto.

2 - EUROZONA

Al poner el foco en nuestro principal socio comercial, 2019 hereda los factores de riesgo que marcaron el año anterior. En cuanto al brexit, aunque todo parece indicar que las posibilidades de una salida desordenada son muy bajas, la situación de fragilidad en la que se encuentra el gobierno del Reino Unido no permite descartar la posibilidad de que se produzcan accidentes. A su vez, Italia puede ser un factor desestabilizador si el compromiso del Gobierno con la sostenibilidad fiscal se pone de nuevo en entredicho.

3 - CHINA

Sin duda, todos los ojos seguirán fijados en cómo el gigante asiático continuará pilotando su transición hacia niveles de crecimiento más moderados y sostenibles a largo plazo. Así, por un lado, existe la preocupación de que la desaceleración del país sea más acusada de lo que muestran las cifras oficiales, y, por el otro, generan preocupación las debilidades financieras latentes, como la elevada deuda corporativa.

4 - POLÍTICA MONETARIA

Finalmente, destacan los retos a los que se enfrentan tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo. Ambas instituciones deben intentar gestionar bien sus herramientas para, en EE. UU., facilitar un ajuste gradual de las condiciones financieras y, en la eurozona, mantenerlas en terreno acomodaticio. Pilotar este entorno, en un contexto de moderación del crecimiento, sin provocar excesivos sobresaltos en los mercados será todo un ejercicio de malabares.

Tipos de interés interbancarios a 12 meses: EE. UU. y la eurozona

%

Internancario 12 meses

Fuente: CaixaBank Research, a partir de datos de Thomson Reuters Datastream.

Mundo: Producto Interior Bruto

Variación anual (%)

Mundo PIB

Nota: (p) previsión.
Fuente: CaixaBank a partir de datos del FMI (WEO).

España: creciendo claramente por encima de la eurozona

En España, se prevé que en 2019 la economía seguirá creciendo a un buen ritmo, del 2,1%, aunque algo más moderado que el registro del año anterior (2,5%). Esta moderación del ritmo de expansión se debe al desvanecimiento de los factores de apoyo que han dado un mayor impulso al crecimiento en los últimos años (principalmente, la compresión de los tipos de interés y la aceleración del crecimiento global) y a un menor empuje cíclico. Con todo, el crecimiento se verá impulsado por una demanda interna apoyada en la continuada recuperación del mercado laboral.