El período estival se caracterizó por los siguientes acontecimientos:

• La economía española aceleró su ritmo de crecimiento en el segundo trimestre hasta el 3,1% interanual (0,9% intertrimestral). La demanda interna siguió liderando el crecimiento con una aportación del 2,4%, y la demanda externa presentó una contribución del 0,7%.
• El crecimiento de Producto Interior Bruto (PIB) en la eurozona ganó firmeza en el segundo trimestre, con un crecimiento interanual del 2,2% (0,6% intertrimestral) que afianza la buena marcha de la actividad económica.
• La comunicación de los bancos centrales apunta a la continuidad en las directrices de la política monetaria. En las últimas semanas tanto la Reserva Federal (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE) reiteraron que en sus respectivas economías el ritmo de actividad es más firme y que se espera una recuperación paulatina de la inflación. En este contexto, la Fed mantiene el rumbo para iniciar la reducción de balance y sigue viendo como apropiadas las subidas graduales del tipo de referencia. El BCE, por su parte, prepara un rediseño de la política monetaria en otoño. Aun así, la incertidumbre sobre temas de política monetaria y su normalización llevó a una apreciación del euro respecto al dólar hasta niveles del año 2015.
• Tranquilidad en las bolsas durante el verano. El tono general de las principales plazas bursátiles fue de bajos niveles de negociación y relativa estabilidad en las cotizaciones, que se vio temporalmente interrumpida durante la semana del 7 al 13 de agosto a raíz de la escalada de tensión geopolítica entre EE.UU. y Corea del Norte.